INVIERNO. Humeante caldero en torno a una chasca, el crepitar de la leña despierta el aroma característico del guiso de la abuela. Los sabores se cuecen a fuego lento en la marmita, mientras esos olores despiertan la imaginación y mis papilas gustativas empiezan a segregar, ante la cercanía de la hora del almuerzo. El intenso frío, se combate con una cucharada de calor, un vaso de tintorro y una buena hogaza de pan, que nos ofrece al tragar la felicidad mas simple, el entrar en calor.
Mis pensamientos, mis locuras, mis imágenes, mis libros, mis lecturas...