U na vez, llegado a tu vida allí desnudo y derrotado me esperabas tranquila. Tan bella, tan pura solo con tu mirar eterno mis ojos estaban llenos de terror, de ira. Al no poder abrazarte tu belleza de rasgos tan neutros me desnudaban el alma una vez los dos solos, aplacaste mi pena, lentamente me introduje en su cuerpo, caminé por senderos insondables me hizo olvidar el averno. Por fin me dí cuenta que era un gran amante, por fin; descubrí la libertad.
Mis pensamientos, mis locuras, mis imágenes, mis libros, mis lecturas...