MOMENTOS
El susurro inocente de tu espiración jadeaba lentamente a intervalos cortos. Una vez concluido el acto. El orgasmo profundo dentro de tu interior, dejaba paso a la recuperación. El equilibro volvía al inicio, la cadencia de tus bocanadas, entraban en el devaneo de la normalidad. El sudor invadía tu frente. Esas pequeñas gotas resbalaban por las sinuosas curvas de tu reino. Tras unos minutos, tu lengua inicia un nuevo combate. Una vez más empieza a reconocer los recovecos de mi silueta. El cabello se eriza, la sangre fluye a cada rincón, Y de nuevo se produce el milagro del levantamiento. La picara y juguetona parte húmeda de tu cuerpo, vuelve a encender las alarmas, sin saber muy bien el motivo. Todo se reinicia, vuelve el deseo, vuelve la excitación. Esa vivaraz muchacha esta poniendo patas arriba el campo de batalla. Mis manos sin hacer caso, empiezan una nueva incursión en territorio enemigo, chocan con esas protuberancias a modo de pechos, que emergen rudas y altivas. El tacto es agradable, el pequeño pezón inicia una nueva apertura, tus manos amasan mi fruto. Las sensaciones son placenteras, la armonía de dos cuerpos unidos, en busca de una misma aventura, los dos humanos buscando el placer de la carne, el más primitivo de los instintos, el más poderoso. Una vez empezadas las hostilidades no se pueden detener, el acoplamiento de los dos generales parece inminente. El ritmo se inicia, la espiración se vuelve a alterar, el corazón se acelera, empieza a bombear a toda maquina, tras unos minutos de juego y baile, tras un par de cambio de posturas, tras un juego de velocidades, tras unos bruscos movimientos, todo llega a su fin, con una nueva explosión de placer. El jadeo potente, tras unos segundos empieza a detenerse, una vez más, todo se para y quedamos ambos paralizados. Como si nos hubiera atropellado un tren de mercancías, te vuelvo a mirar y aprecio la felicidad en tu rostro.
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