ENTREVISTA AL FILÓSOFO UBALDO FERNÁNDEZ.
Autor de la novela La lectora de Saramago, editorial Doce Calles.
¿Cómo surgió la idea de escribir La lectora de Saramago?
Yo tengo la suerte de haber leído toda la obra de José Saramago. En 2013 escribí un ensayo filosófico sobre las implicaciones sociales, políticas, religiosas, filosóficas… en los escritos de este premio Nobel portugués. Como todo ensayo filosófico el libro resultó árido, tal vez por la carga filosófica que en él almacené. Entonces, después de haber hablado con Pilar del Río, viuda de Saramago, en un encuentro en la Feria del Libro de 2017 en Madrid, le comenté mi idea de escribir sobre Saramago en un relato, una novela. Es más: comenté a Pilar que ese escrito llevaría el título de Lalectora de Saramago. Pilar, que ya conocía mi ensayo de 2013, En torno a Saramago, quedó encantada con la idea y me animó a escribir. Este fue el empuje definitivo para que saliera a la luz esta novela.
¿Qué van a encontrar los lectores en este libro?
Hallarán a una mujer, Briseida, que está prendida a la obra del portugués y, a través de ella, la lectora o el lector conocerá las líneas generales del pensamiento de Saramago y la temática de algunas de sus novelas, no todas, claro. Todo ello sin desprendernos de las aventuras y desventuras de la protagonista: sus miedos, su visión del amor, la dicotomía vida-muerte, su ateísmo, la ideología comunista libertaria a imitación del autor a quien ella lee, sus contradicciones, sus apariencias…
¿Cuál fue la parte más complicada de afrontar a la hora de escribir este libro? ¿Este texto tiene continuidad con el resto tu obra?
Bien, la novela tiene aroma de mujer. Lo más difícil para mí como hombre fue entrar en el pensamiento y sentimiento de Briseida que, además de lectora, tiene una visión de la vida, del amor, de la muerte… algo especial, podríamos decir.
¿Qué si tiene continuidad con mis escritos anteriores? No, definitivamente no. Con el ensayo filosófico, que antes comenté, tiene poco que ver salvo que Saramago está ahí de nuevo. De hecho, escribí la novela para superar ese ensayo. Con mi otro libro, Cuentos sin moraleja, tampoco hay mucha continuidad, aunque el tema de la muerte, el amor o el barniz filosófico es una constante en todo lo que escribo.
Podemos leer en todos tus libros el referente de Saramago, ¿qué te enseña el premio Nobel?
Siempre que lo estimo oportuno, y son muchas las veces, hago presente el pensamiento, la lección, de Saramago. Me enseña de todo, pero el sentido crítico que tiene, su humanidad ante el dolor, esa ética de la honradez, su política del pueblo y para el pueblo, la defensa sincera de los Derechos Humanos… y un largo etcétera, todo esto, que ya es mucho en sí, me hace cambiar la mirada cuando te asomas a la ventana del mundo.
¿Cuál es el sello de identidad en tu forma de escribir? ¿Al ser filósofo tus textos rezuman filosofía?
No sé si tengo un sello especial de identidad. Creo que no. Lo que sí puedo afirmar es que, al ser profesor de filosofía, un divulgador del pensamiento que nació en aquella Grecia clásica, no puedo evitar que de mi pluma se escapen, casi a traición muchas veces, filósofos de todas las épocas. Por eso, y esto es cierto, mis escritos rezuman filosofía, no sé si buena o mala. Pero lo que es ser un filósofo, como afirmas en la pregunta, no creo que lo sea, eso es algo muy serio y difícil…, lo dejamos en un profesor más de filosofía. Ahora bien, “morder” al lector, como aconsejaba Kafka, y hacer brotar su reflexión, eso sí que lo intento. De ahí que entre líneas digo muchas veces lo que no escribo.
¿Qué temas son los que tocas en esta novela?
Ya lo he comentado antes: el amor y la muerte. Junto a esos temas también aparecen otros como pueden ser la religión, el mundo rural, leyendas y costumbres misteriosas de los pueblos de la España profunda, cierto realismo mágico, una crítica social velada… En fin, todo ello iluminado por las lecturas de la protagonista.
¿Qué distingue tu forma de escribir con el resto de las novelas actuales?
Yo no sé escribir como los novelistas actuales. No tengo fuerzas para esos relatos de seiscientas o setecientas páginas. No sé entretener al lector con una novela policíaca como tampoco sería capaz de hacer una literatura de crítica social sin mezclar todo el escrito con la filosofía… y entonces, como comprenderás, ya no sería lo que se dice una novela, sería otra cosa. Tampoco tengo datos ni conocimiento para una narración histórica. ¿Qué hago yo entonces? Poca cosa: parto siempre de una historia humana que, al ser la vida misma, necesita ideas para el pensamiento… y con este bagaje hago lo que puedo o lo que sé: llevar la reflexión del personaje al lector. Lo mismo es más pedagogía que literatura en alguna ocasión. La verdad es que no lo sé.
¿Qué les dirías a los lectores para que se llevasen este libro a casa?
Por los comentarios que he recibido de los lectores y, sobre todo, de las lectoras, -no olvidemos que el libro tiene un toque femenino-, parece ser que la novela se puede leer. Incluso hay quien afirma que, después de unas pocas páginas, la lectura te engancha y, cuando se acerca el final, no quieres llegar a la última página, deseas y necesitas que esa historia continúe. Bueno, esta es la opinión que me llega. Tampoco perdemos nada si leemos la novela, ¿no? Lo mismo es verdad que se puede leer y llegar hasta la última página.
¿Cuál será tu próximo libro?
Me han pedido que escriba una segunda parte. Dejando de lado el dicho de que segundas partes nunca fueron buenas (exceptuando El Quijote, ¡faltaría más!), no lo tengo claro, aunque se puede intentar. Es cuestión de buen ánimo, ilusión, tranquilidad de espíritu…, pero, dada la tormenta que tenemos encima, no sé si seré capaz de coger lápiz y papel para subir a las nubes y ver qué me cuentan las musas del monte Olimpo. El proyecto está sobre la mesa y esperemos que pase de la imaginación a la pluma.
Gracias por este rato de charla.
Ficha técnica La lectora de Saramago
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